Los jugadores del Betis se deslizaban ayer por la tarde veloces en AVE hacia Sevilla cuando supieron que ya nada podía contradecir a las matemáticas, que, a falta todavía de tres jornadas, aseguraban que la temporada próxima volverá a jugar en Primera, en la Liga BBVA. Regresaban de perder en Tarragona 3-1 contra el Nástic, y eso dejaba en suspenso el ascenso. Pero entonces, mientras volaban a más de 200 kilómetros por hora, supieron de otra derrota, la del Granada en Alcorcón (2-0).
En ese momento, también supieron de la inevitabilidad del ascenso los aficionados béticos, que comenzaron a moverse hacia la estación de Santa Justa. Así que cuando a las diez de la noche ambos movimientos se cruzaron allí, el del equipo y el de los hinchas, había 15.000 personas esperando festejar, según los datos aportados por la Delegación de Convivencia y Seguridad.
Esos estaban allí, y también se habían congregado muchos otros en la Plaza Nueva, en la sede del ayuntamiento de la capital andaluza. Y más en los alrededores del estadio Benito Villamarín.
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